sábado, 7 de septiembre de 2013

Una vez un rey


 La Dama de Shalott John Wiliam Waterhouse
 
Una vez, en un lejano lugar,
Una Linda princesa, nacía,
su cabello el atardecer tenía,
candidez del luna, en su mirar

al nacer, el rey le entregó su amor
a su pequeña y bella princesa,
ella que tenía delicadeza,
si, del frágil capullo de una flor

él ,si, era feliz, pero un día
La reina al rey dejo, lo abandono
y al rey, ese dolor le trastornó
pues se fue, todo en lo que él creía

y así, todo se le arrebataba,
Su niña, su felicidad se fue,
Y se fue, con ella, también su fe,
se llevaron lo que mas amaba,

Su princesa, a quien adoraba,
su amor, su pedacito de cielo,
La amargura, le envolvió en su velo,
no sabía ha donde ir, o donde estaba,

y fue ya tan inmenso su dolor,
que se fue, perdiéndose en el alba,
y así queriendo sanar su alma
fue en busca del sol, buscando el calor


del amanecer y queriendo huir
de la tristeza que le cubría,
mas al hacerlo se alejaría
de su niña, su razón de vivir

su pequeña y hermosa princesa
la que creció y se convirtió en mujer
ese pedacito de él, de su ser
al que ya nunca más él volvió a ver

la vida cruel, desgarro su mano
desgarro sus ropas el destino,
queriendo huir del dolor en vano,
perdió su princesa en el camino,

mas la encontró y vehementemente
le pidió perdón, por haber huido,
por el no haber el valor tenido,
de cuidar, proteger su simiente

pero sucedió, que la princesa
no quiso entonces ya, con el hablar
dejando, amargura en su mirar,
y a su ser envuelto en la tristeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario